martes, 19 de octubre de 2021

Lección 74, Primer Grado, Primera Orden

 Primer Grado Primera Orden "Celador":

"El Síndrome de Pepito Grillo"


O la incapacidad de evitar juzgar a los demás.


Cuando el estoicismo, mediante Séneca, se instaló en Córdoba, Andalucía, España marcó la impronta del carácter cordobés, con independencia del nivel de estudios de su Población.


Nuestros padres eran de la Provincia de Córdoba y aún siendo personas con un nivel de estudios bastante bajo; sin embargo nos proporcionaron, a sus hijos, una educación innata donde el juzgar a los demás era una de las cosas peor vistas.


En el ámbito cultural y en el del Mundo esotérico, no podía ser de otro modo, existe la tentación, entre sus miembros de juzgar actitudes, personalizar y señalar con el dedo.


En esta pequeña lección, útil para todos los estudiantes rosacruces, queremos hacer notar que hay que saber callar en todo momento, salvo cuando se está cometiendo una flagrante injusticia, porque podemos caer, con gran facilidad, en el error.


Los grados de instrucción, dentro del Rosacrucismo, más que proporcionarnos vano conocimiento, nos debía inundar con el Espíritu de la Humildad. Y, efectivamente, la Humildad es el natural atuendo de aquellos que han alcanzado, de verdad, los más altos grados efectivos; pero lamentablemente, existe la generalizadal tendencia a juzgar el comportamiento de los que, supuestamente, se encuentran por debajo de ellos en el escalafón.


Juzgar a los demás siempre es un grave error pues jamás, en vida, podremos, como diría Ortega y Gasset, sus verdaderas circunstancias, los motivos que induce a la gente a un tipo de comportamiento concreto y no otro.


En las redes sociales nos encontramos con la "crem de la crem" de este tipo de sujetos que van, por todo lugar, con ojo avizor, con la intención de localizar errores y corregir en público a los autores.


Señalar con el dedo, llamar la atención y juzgar, en público, es algo mucho más que feo y solo demuestra una incorrecta instrucción, una mala educación y, da lo mismo que los autores de dichos actos posean los más altos títulos universitarios o los más grandes grados de instrucción esotérica.


Si la Humildad, con su maridaje perfecto del saber callar, no la acompaña, como su impronta, estamos no solo ante una mala instrucción sino ante una mala comprensión de lo que debería de ser nuestro interiorizado misticismo.


¿Quienes de nosotros no han escuchado, en alguna conversación dentro de las redes sociales, ¡tienes el ego muy elevado! o ¡aquí solo veo una lucha entre egos inflados!?


Dan ganas de decir ¿quien le ha dado permiso para meter las narices en este asunto? o ¡Caballero, no le conozco de nada y no hemos comido en la misma mesa!, o también, Amigo ¿quien le ha dado vela en este entierro?


Es natural opinar internamente, para uno mismo, acerca de cualquier cosa, incluso del comportamiento de las personas que nos rodean; pero está muy feo hacerlo público, tanto en uno u otro sentido, pues poseemos un cincuenta por ciento de posibilidades para equivocarnos y así quedar en el más espantoso de los ridículos 


Porque, es tan tentados hace caso a nuestro vientre y saltar como un resorte señalando, con nuestro dedo, al presunto delincuente. 


Hay que mantener un profundo respeto por la disidencia respecto a nuestra percepción del Mundo, pues cada Ser Humano contemplamos la existencia desde una perspectiva diferente y, podemos asegurar, que no hay dos visiones del Cosmos que sepuedan considerarse idénticas.


Dentro del ámbito del Rosacrucismo se habla mucho, demasiado creo yo, acerca del ego, de los egos y el inflado de los egos. Yo invito a que reflexionen y miren dentro de su interior para comprobar si alguna vez hemos caído en la tentación de juzgar a alguien, señalándolo, y diciéndole ¡es que tienes el ego muy inflado!. El hecho de que estemos personalizando y señalando a otra persona que, además, ni conocemos personalmente es el fulgurante indicio de que nuestra educación es, en extremo, deficiente y de que, muy probablemente, quienes poseen un problema de ego, son quienes actúan de ese modo tan inapropiado.


No sólo es inapropiado que los alumnos juzguen a su Maestro; sino también que el, supuesto, Maestro juzgue a sus alumnos en público y, menos aún, sin haber mediado una esclarecedora conversación previa.


Los juicios previos son algo que nos ha incomodado siempre y, por defecto, elimino de mi vida a todos aquellos que sufren de dicho defecto, pues no solo son una desagradable molestia sino que nos hacen perder nuestro valioso tiempo intentando discutir acerca de asuntos valadís.


Algunas veces confundimos que Pepito Grillo, respecto al mentiroso Pinocho, es una metáfora de nuestra consciencia interior y no de un Ser externo que nos persiguiese diciéndonos aquellos que debemos o no de hacer porque sea correcto o no. Recuerden que somos dioses autónomos y no estamos diseñados para ser rectificados por otros iguales a nosotros. De un modo u otro, siempre, nos equivocarnos al juzgar a alguien y ponerlo en evidencia, salvo delito manifiesto y comprobable mediante pruebas intachables.


Córdoba es la cuna del estoicismo hispano y, por lo tanto, de la mejor educación posible. Una educación que, desde muy pequeño, nos ha preparado para abrazar el misticismo a la par que el sentido común, así como la necesaria paciencia para aguantar a aquellos mal educados que saltan a la mínima de cambio y cada vez que uno abre la boca para decir algo.


Espero que el estoicismo de nuestro Maestro Séneca arraigue, como corazones bien educados, en todos nosotros, estudiantes rosacruces, porque el Estoicismo posee la misma raíz, gnóstica que el propio Rosacrucismo.


Aprendamos todos a escuchar y reprimir nuestra lengua biperina, siempre presta a poner en evidencia, a quienes consideran como sus contrario.


los egos no son sólo necesarios sino imprescindibles. Lo que sucede, por parte de algunos, es que creen venir de China o la India, cuando ¡Señores!, ustedes pertenecen a una Cultura Occidental no oriental y sí, es cierto que el orientalismo, durante siglos, ha venido contaminando a nuestra Cultura Occidental, originada en Sumer y transmitida a Egipto primero y a Grecia después. Nosotros, aquí, alimentamos a nuestro ego; pero lo alimentamos para que sea fuerte y pueda mostrar su Personalidad, no inflándolo con desperdicios para que se ponga feo y orondo.


El ego, nuestro ego actual, de comportarse de forma adecuada, podría convertirse en parte sustancial de nuestro futuro cuerpo del Alma. Dejen ya, algunos, de repetir como un soniquete que el ego debe de humillarse hasta la extinción. Si pensamos así, quiero decirles que no hemos entendido nada de nada.


Aralba Pensator Minister (Frater RC)¹