El Movimiento Rosacruz y su influencia sobre la Masonería Escocesa


           EL CENTRO IBÉRICO DE ESTUDIOS MASÓNICOS (CIEM)

En su Serie de conferencias sobre:

Los orígenes del Arte Real

Tuvo lugar el día 23 de octubre de 2013 a las 20,00  horas en (Madrid), la segunda CONFERENCIA, de la tanda, y en la que el H.•. Antonio Ruiz Alba (Aralba) de la (GLSE), disertó sobre el tema:

"Masonería y la tradición rosacruz"

E-mail: ciem.madrid@gmail.com


Conferencia (Video): El Movimiento Rosacruz y su influencia sobre la Masonería Escocesa. El Texto íntegro a continuación.




Video del Libro de Aralba: Rosacruz, Luces y Sombras


                                               

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Sinopsis

Debatir sobre la Rosacruz como Organización es algo peliagudo, dado que sus orígenes se pierden en una entelequia espaciotemporal; pero lo cierto es que ese nombre compuesto ha dado lugar, durante varios siglos, a diversas instituciones que muy poco o nada tienen en común con el Movimiento original que se originó en el siglo XVI.

De los tres manuscritos que dieron origen a la Leyenda, La Fama Fraternitatis, la Confessio y las Bodas Químicas, tan solo el último puede decirse que su Autor fue Joan Valentín Andreae; los otros dos se presume que vieron la luz gracias a los esfuerzos del propio Valentín, de Tobías Hess y Cristopher Besold.

A ese Movimiento que se presume, históricamente, que no debió tomar cuerpo organizativo en ningún momento, debieron sumarse los médicos Alemán Michael Maier y el Inglés Robert Flud que aunque, en ningún momento, presumieron de ser miembros de una tal Organización Rosacruciana, sin embargo sí dejaron diversos panegíricos, panfletos, en los que alababan las bondades de la supuesta Orden Rosacruz.

El origen de la Orden Rosacruz se hunde en la leyenda, dos siglos atrás, en la figura de su supuesto fundador Christian Rosentkreuts, quien, desde muy joven, viajó por el oriente tomando lo mejor de las culturas judía y musulmana que tanto habían bebido de la Grecia Clásica, más concretamente de Platón y Pitágoras. Con ese bagaje regresó a Europa, por la Península Ibérica, donde entabló relación con los grandes sabios de la época que hicieron oídos sordos a sus premisas. Defraudado, regresaría a Alemania donde fundaría la Fraternidad de la Rosacruz.

Algunos reputados historiadores relacionan el movimiento Rosacruz con la Reforma protestante de Lutero, dado que las personas relacionadas con los manuscritos rosacruces eran conocidos ministros reformistas relacionados con el Príncipe Federico V del Palatinado y su esposa Isabel Estuardo, que fuera hija del Anglicano, Jacobo I de Inglaterra, bajo cuya égida se creó la Biblia Protestante del Rey Jaime, y de la Católica Ana de Dinamarca. Aquí tenemos nuestra primera relación del Movimiento Rosacruz con la Casa de los Estuardo y por lo tanto con el Escocismo masónico.

Sea como fuere, el caso es que la Orden Rosacruz debió tratarse de un experimento de confederación evangélica protestante que ya fuera intentado tiempo atrás por Simón Estudión con su Naometría, donde se pretendía, con visos de mayor alcance, la unión del cristianismo utilizando los puntos básicos de confluencia entre el Catolicismo y la Reforma Protestante. El caso es que tanto en uno como en otro caso, los intentos resultaron fallidos; pero quedó en el aire el nombre de Rosacruz que no dejaría, en los siglos posteriores, de recoger bajo sus siglas un sincrético misticismo, compendio de esoterismo cristiano y de otras culturas orientales.

Cuando en el siglo XVIII, la Masonería especulativa tomó cuerpo en las islas británicas, ya venía precedida por ese ecumenismo sincrético, fundamentalmente cristiano en un principio, del Movimiento Rosacruz que desde el siglo XVI había venido barriendo con todas las tradiciones esotéricas que fueron poniéndose a su paso. Dada la íntima relación de la Rosacruz, en su origen, con la Casa de los Estuardo, no es difícil entender los vaivenes sufridos entre la ideología protestante, en un principio y católica de los herederos de Jacobo I después.

Toda la Tradición esotérica dispersa, en un principio, arrastrada por el Movimiento Rosacruz, con el transcurrir del tiempo, daría lugar a los altos grados del Escocismo tal y como lo conocemos en la actualidad.

Introducción 

Buenas tardes, hermanas y hermanos, fratres y sorores, amigos todos:

Quiero decíos que me acerco a vosotros humildemente con una información que no considero que pueda ser veraz de forma absoluta. No es nuestra intención meterme en vuestras mentes o vosotros en la mía con el fin de provocar algún tipo de adoctrinamiento. Tampoco querríamos convertir esta charla en un foro de discrepancias históricas o pseudo históricas; dado que la concepción que tenemos de la Disciplina académica conocida como historia es bastante ambiguo; desde luego, algo muy lejano de las ciencias exactas y como siempre algo muy, muy personal.

Por lo tanto, no hemos venido aquí a sentar cátedra ni respecto a la Masonería ni respecto al Rosacrucismo; ni mucho menos a la supuesta relación entre ambas concepciones de ver el Mundo. Lo que aquí se diga será mi propia apreciación del conocimiento relacionado con nuestra Sagrada Institución y el Movimiento Rosacruz, nada más que eso.

Aclarado esto, para evitar posibles suspicacias, también quiero indicar la probabilidad de que los diferentes egrégores que hoy nos visitan, no lo dudamos, pudieran sentirse atacados en lo más profundo de su constitución. Lo que vais a escuchar aquí, queridos amigos, es posible que os inste a levantaros del asiento y quizá, solo quizá, poner el grito en el cielo. Somos conscientes de que la verdad, la Verdad absoluta, está disgregada y que nadie la posee en su totalidad: Ninguna persona, Institución, Entidad u Organización, por muy sagrada que sea considerada por nosotros, mucho menos la manipulable Historia de los hombres, posee esa entelequia inaprensible.

Lo que hasta aquí traemos no es nada novedoso u original, en el contexto de las fraternidades esotéricas o filantrópicas; pero sí es cierto que esas verdades que pululan por doquier como piezas perdidas de algún pérfido Puzzle parecen encajar perfectamente cuando se las coloca de determinada manera. Quizá no sea la buena; pero a nosotros nos parece la más adecuada y evidentemente estoy abierto a todas las diferentes posibilidades que me pudieseis indicar. No pretendo, ni quiero ni voy a entrar en controversia alguna, dado que no merece la pena.

Lo que si me parecería adecuado es que abramos nuestras mentes y coloquemos en sus puertas al Guardián de la Tolerancia, con el fin de que la información pueda traspasar la verja del natural escepticismo que construye nuestra Razón, con el fin de protegerse. Es difícil contentar a todos y, evidentemente, ese no es nuestro propósito sino remover consciencias para que nuestro Ser interior, el de cada uno de nosotros, nos proporcione la verdadera respuesta que se adecue, como un guante, a nuestra propia idiosincrasia.

También es más que probable que en nuestro Texto se encuentren cantidad de imprecisiones históricas, dado que ni somos un verdadero historiador ni lo pretendemos y las fuentes de donde hemos tomado los datos solo tienen la consideración y fiabilidad que nosotros le queramos otorgar; no obstante, espero que al menos nos sirva para que sigamos haciéndonos preguntas. En la Filosofía lo importante no son las respuestas sino las nuevas preguntas que generan las sucesivas respuestas y cada una de las preguntas vendría a ser como una ventana abierta en el Mundo, por donde la brisa de la Verdad discurre en todo su frescor.

Conferencia 23 Octubre 2013

Ante todo, quisiera agradecer a CIEM (Centro de Investigación y Estudios Masónicos) la amable oportunidad que se nos concede para exponer en este Lugar parte de nuestro humilde conocimiento sobre el Movimiento Rasacruciano.

Creo necesario que los asistentes a esta conferencia o charla posean una breve referencia acerca de nosotros para que puedan hacerse una idea de a lo que tienen que atenerse. No somos historiador ni licenciado en alguna rama humanista y nuestro conocimiento de estos temas es, fundamentalmente, por propia experiencia  y de carácter absolutamente autodidacta.

Si se nos hubiese solicitado una Charla acerca de alguna Organización Rosacruciana, concreta, de las muchísimas que perviven en nuestros días, lamentablemente habríamos tenido que rechazar dicha invitación, dada nuestra múltiple vinculación ecuménica con algunas de las más conocidas.

Hace 34 años, nos encontramos en 2013, empezó nuestro creciente interés por el Movimiento Rosacruz y todo lo relacionado con dicha terminología. Con un simple afán de investigación, al menos al principio, tomamos contacto con la literatura que había en castellano, al respecto, así como con las más importantes organizaciones que detentaban tan ilustrativa denominación en aquellos años de nuestro cercano Siglo XX.

Entre dichas órdenes y fraternidades podemos citar a la Rosicrucian Fellowship, de Oceanside California, en la que alcanzamos la iniciación externa conocida como Probacionista e interna de Discipulado, accediendo a la Presidencia de la Fraternidad en la provincia de Madrid; en la A.M.O.R.C. de San José de California, alcanzamos un modesto 4º Grado.

También mantuvimos una relación directa con el Lectorium Rosicrucianum de Harlem (Holanda) donde nos quedamos en el Grado de Alumno Probatorio, equivalente al Probacionista de la Fraternidad de Oceanside de la que es originaria. Con la Rosacruz Antiqua de Krum Héller (Maestro Huiracocha) y la Fraternidad Rosacruz de Pascal  Beverly Randolph y R. Swinburne Clymer, la relación fue exclusivamente de carácter literario.

Este ir y venir entre las diferentes órdenes y fraternidades, tuvo en principio un afán de curiosidad primero y de búsqueda espiritual después; pero que terminaría creando vínculos sincréticos hasta convertirse en un mero trabajo de ecumenismo rosacruciano.

Tras un fallido intento de incorporarnos a la Institución masónica en la Logia Hermes nº 13 REAA de la GLE, precisamente por nuestro origen rosacruciano, en 1994 fuimos invitado a incorporarnos a la Respetable Logia los Caballeros del Templo nº 17 REAA, también de la Gran Logia de España, por quien llegase a ser Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 y Último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España  "M:.I:.P:.H:. Alberto Matínez-Lacaci", hoy en el Oriente Eterno, cosa que hicimos tras las pertinentes y necesarias pruebas de aplomación.

Conocida, por los hermanos, nuestra previa filiación Rosacruciana se nos solicitó, por parte de la Logia, la realización de un trabajo divulgativo respecto de la Rosacruz, tanto de su historia como de sus enseñanzas.

Fruto de lo expuesto, surgió el Trabajo “Lecciones de la Tradición de Occidente”, que, usando como hilo conductor, las elementales enseñanzas de la Rosicrucian Fellowship, divulgadas en su día por Max Heindel y que fueran recibidas por él de manos de Rudolph Steiner, nos permitió realizar un humilde trabajo de sincretismo ecuménico, intentando hacer coincidir las enseñanzas comunes de las diversas instituciones así como explicar las aparentes divergencias que parecían separarlas de un modo irremediable.

Tras diversas revisiones y correcciones necesarias, Lecciones de la Tradición de Occidente cambió su denominación por “Tradición Esotérica de Occidente” y comenzamos su divulgación en Internet; primero en Blogs y webs de amigos y conocidos para, con posterioridad, tomar residencia propia en su Blog definitivo conocido con la misma denominación, ahora Rosacruz, Luces y Sombras. http://tradicionesotericadeoccidente.blogspot.com.es/

Después de una larga odisea llegamos a contactar con los gestores de la Editorial Creación, quienes tras una rigurosa supervisión decidieron que dicha Obra cumplía todos los requisitos para poder publicarla bajo su Sello Editorial. 

En la actualidad, nuestro humilde Trabajo se encuentra en pleno proceso de edición y saldrá, en breve, (Presuntamente, la fecha será el 30/09/2013) con el Título último de de “Rosacruz, Luces y Sombras”, subtitulado: Lecciones de la Tradición Esotérica de Occidente) y que, nos consta, será de gran utilidad para todos aquellos hermanos y amigos que se encuentren interesados por la Rosacruz en sus más diversas vertientes, sean miembros de las organizaciones que detentan dicho nombre, simples investigadores o aficionados a las Sociedades esotéricas, sean secretas y ocultistas o abiertas y de un marcado misticismo cristiano.

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Consideramos que antes de adentrarnos en la espesa jungla que representa la terminología rosacruciana, deberíamos explicar el significado de dos cuestiones completamente diferentes, cuando nos referimos a Movimiento Rosacruz o a Fraternidad, Orden o Instituciones Rosacruces:


Se denomina Movimiento Rosacruz a una cadena de pensamiento iluminista que nace y se desarrolla en Oriente, en época contemporánea al nacimiento del Cristianismo, de mano del Gnosticismo alejandrino en concubinato con el Sufismo chií y el Jasidismo judío cruzando el mediterráneo, en la época medieval, de la mano de los Templarios o Pobres Caballeros de Cristo, acompañados de Bogomilos, Cátaros, Albigenses o Valdenses, todos ellos grupos maniqueos y gnósticos.




Video 2: Secuencia 1

Dado su carácter herético, de cara al Dogmatismo de la Iglesia de Roma,  éste Movimiento y sus seguidores se tienen que reunir de forma más o menos secreta en organizaciones como los Fideli d´Amore, muy ligado a artistas y trovadores (A la que perteneciera, por ejemplo, Dante Alighieri) y ocultar sus enseñanzas de los modos más variopintos: En el argot de los alquimistas, en la simbología cartomante del Tarot de los bohemios gitanos y en la simbología cabalística Judía, entre otros muchos medios más o menos conocidos.

Dicho Movimiento Iluminista no toma el nombre de Rosacruz hasta la aparición en 1614, Kassel Alemania,  del primero de los manifiestos conocidos como rosacruces, La Fama Fraternitatis Rosae Crucis. En este Documento se cuenta la mítica historia de Christian Rosentkreutz, que supuestamente naciera en 1378 Alemania, sus peripecias en busca del Conocimiento en tierras de Oriente, por Damasco, Egipto, Tierra Santa, Palestina y Marruecos; su retorno a través de Fez hasta llegar a la Península Ibérica y su encuentro con los grandes pensadores de la época.

Tras un terrible desengaño, por no ser debidamente escuchado, regresa a su Tierra natal, Alemania, en 1407, donde formaría la Orden de los rosacruces, constituida en principio por no más de ocho  hermanos más él mismo, nueve, que dedicarían sus vidas exclusivamente a curar a los enfermos de forma gratuita y a repartirse por el mundo en busca de un discípulo a quienes trasladar sus conocimientos.
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Leyendas:
“Según Maurice Magre (1877–1941) en su libro Los nuevos magos (Magiciens et Illuminés), Christian Rosenkreuz fue el último descendiente de los Germelshausen, una familia alemana que floreció en el siglo XIII. Su castillo se erigía en el bosque de Turingia, en la frontera de Hesse, y se habían acogido al catarismo (doctrinas que combinaban creencias gnósticas y cristianas). Toda la familia fue ejecutada por el Landgrave Conrad de Turingia excepto el hijo pequeño, que sólo tenía 5 años de edad. Se lo llevó secretamente un monje adepto albigense de Languedoc. El niño fue trasladado a un monasterio que ya había caído bajo la influencia de los albigenses, donde fue educado y conoció a los cuatro hermanos que más tarde se asociarían con él en la fundación de la Hermandad Rosacruz. Su relato está basado en la tradición oral.

Algunos escritores ocultistas, incluidos Rudolf Steiner, Max Heindel y (mucho después) Guy Ballard, han afirmado que Rosenkreuz reapareció más tarde como el Conde de Saint Germain. Esto último no constituye un hecho comprobable; sin embargo, algunas escuelas utilizan la imagen del Aventurero Europeo como imagen del Fundador de la Rosacruz. Un cortesano, aventurero y alquimista que según se anunció murió el 27 de febrero de 1784. Steiner identificó en una ocasión la pintura de Rembrandt «Hombre con armadura» como el retrato de Christian Rosenkreuz, según su creencia, en una manifestación en el siglo XVII.”
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También se comenta como, tras la muerte, en 1484, de Christian Rosentkreuts, 120 años después, su tumba es abierta, encontrándose el cuerpo incorrupto y una serie de supuestas maravillas de una ciencia muy avanzada para aquel entonces. Las obligaciones que tenían los hermanos de la Rosacruz eran:

1. Prohibición de ejercer profesión alguna excepto la curación de enfermos a título gratuito.
2. Prohibición de llevar hábitos especiales reservados a la hermandad. Por el contrario, deberían adaptarse a las costumbres locales.
3. Obligación para cada hermano de presentarse, una vez al año, el día C. en la morada del Espíritu Santo, o de explicar los motivos de su ausencia.
4. Obligación para cada hermano de buscar una persona de valía, a quien trasmitirle los conocimientos, y que pudiera sucederle en el futuro.
5. Las letras R.C. deberían servirles de sello, sigla y emblema.
 6. Durante un siglo la hermandad tenía que permanecer secreta.

La propia Fama anunciaba la aparición del segundo de los manifiestos, la Confessio Fraternitatis. 

Este segundo manifiesto fue publicado en el mismo lugar que el anterior, Kassel un año después, 1615, arremetiendo furibundamente contra el Sistema religioso, político y científico imperante, denominándolo como pura superstición. Hace referencia a Paracelso como uno de los grandes miembros de la humanidad e intenta convencer a sus lectores de la necesidad de un cambio de filosofía y modo de ver la vida. También es el manifiesto que mayor referencia hace al nombre de la Fraternidad de los Rosacruces.

Los Signos de la Nueva Era mostrados en la Confessio
“Como confesamos ahora voluntariamente, que pueden los hombres principales de sus escritos será un gran adelanto a esta reforma que ha de venir, así que el deseo de no tener este honor atribuido a nosotros, como si ese trabajo sólo se ordenó y nos impone. Pero confesamos, y somos testigos abiertamente con el Señor Jesucristo, que deberá primero pasar que se levantarán las piedras, y ofrecen su servicio, antes de que no habrá ninguna falta de albaceas y accomplishers del consejo de Dios, sí, el Señor Dios ya tiene enviado antes de ciertos mensajeros, que deben declarar su voluntad, a saber, algunas nuevas estrellas, que no se veía y se ve en el firmamento en el Serpentario y Cygno, lo que significa y dar a conocer a todo el mundo, que son poderosos Signacula de las grandes cuestiones de peso . Así pues, el secreto de sus escritos y los personajes son más necesarios para todas esas cosas que se encuentran por los hombres. A pesar de ese gran libro de la naturaleza está abierta a todos los hombres, sin embargo, no son sino unos pocos que se puede leer y entender lo mismo. Porque así como no es dado al hombre dos instrumentos para oír, asimismo dos a ver, y dos para el olfato, pero sólo uno a hablar, y se fueron, pero en vano esperar del habla de los oídos, o escuchar a los ojos. Así que no os ha edades o épocas que han sido vistos, también ha habido años que han oído, olido y saboreado. Ahora, sin embargo, permanece en ella lo que en poco tiempo, el honor se dará igualmente a la lengua, y por lo mismo, lo que antes fue mostrado veces, oído y olido, ahora por fin se hablado y pronunciado hacia atrás, cuando el mundo se despertarán de su pesado sueño y somnolencia, y con el corazón abierto, desnudo cabeza y los pies descalzos, alegremente y alegremente se reunirá el nuevo sol que surge.”

La Autoría histórica de ambos manifiestos, aunque hasta hace poco desconocida,  es atribuida con muchos visos de verosimilitud, por historiadores reconocidos, al trío formado por Tobías Hess, Cristopher Besold y Joan Valentín Andreae, que fuera estudiante en Tubinga y que probablemente hubiese tenido acceso a algunas de las tradiciones orales, de Turingia, inspirándose en ellas para la creación de Christian Rosentkreutz y la Fraternidad de la Rosacruz. Todos ellos relacionados, en tierras germanas, con el ya implantado movimiento Luterano de la época. De hecho, el propio Valentín Andreae, nacido en 1586, era hijo de un Pastor Luterano, siendo su Tío Jacobo un conocido Teólogo protestante que se encontraba en un nivel de popularidad similar al del propio Martín Lutero. Además, como curiosidad, las rosas formaban parte, tanto del escudo de Armas de Martín Lutero, como de la familia Andreae.

El último de los manifiestos rosacruces, el más popular y mejor conocido es, Las Bodas químicas de Christian Rosentkreuts cuya autoría se atribuye al propio Valentín Andreae. La propia Obra es una mistificación aparentemente incomprensible donde se describen, de forma metafórica, todos los pasos del proceso alquímico. El propio Andreae hizo ímprobos esfuerzos por demostrar, a sus coetáneos, que tanto el Padre Christian como su Orden Rosacruz eran algo absolutamente ficticio; pero la maquinaria de la mitificación y la leyenda ya había sido puesta en marcha y todo fue en vano.

Pero ¿Qué relación tiene el Movimiento Iluminista herético procedente de Oriente con el Rosacrucismo que, según la mayoría de los historiadores reconocidos, tiene más relación con la aparición de la disidencia protestante? ¿Hubo en la época de los conocidos como manifiestos rosacruces una organización conocida como tal?


Tenemos que remontarnos al periodo entre 1593-1604, donde Simón Estudión redactó su Naometría que venía a ser como el Acta Fundacional de la poco conocida como Milicia Crucífera Evangélica, donde aún, no apareciendo la palabra Rosacruz, en su forma definitiva, si se empezaba a relacionar la Cruz con la mística flor, tan apreciada en la antigua Roma y que no representa a otra cosa que al mismo Jesús cuya imagen no podía reproducirse en ámbitos islámicos como es el de los ismaelitas sufíes ni, por supuesto, en el de las iglesias de la Reforma Protestante, donde las imágenes humanas son siempre tomadas como un asunto de idolatría.

La Naometría vino a ser como una especie de intento posterior a la Reforma y anterior a los manifiestos rosacruces de constituir una Nueva Era que solo podría ser posible gracias a tres grandes príncipes europeos, a los que fuera dirigida la Obra por su Autor: Enrique IV de Francia, Jaime I de Bretaña y Federico I de Wütemberg. Lo que se pretendía con la Milicia Crucífera Evangélica era la reunificación del Cristianismo en una única Religión del Espíritu, donde los diferentes dogmas de las diversas creencias no fuesen una excusa para la desunión del Pueblo de Cristo. Quizá, este Intento fallido, podría considerarse como el primer Movimiento ecuménico-cristiano de la Historia.

Llegados a este punto podemos comprobar como el Movimiento Rosacruz más que estar ligado a las ciencias ocultas, se relacionaba con una Nueva Era de conocimiento e ilustración que se cernía, como una benigna sombra, sobre toda Europa; así como con el nuevo movimiento espiritualista que suponía la nueva visión protestante y cuyas iglesias se encontraban extremadamente atomizadas en relación con la sempiterna y omnímoda Iglesia Católica-romana.

Durante más de 35 años de humilde investigación, no hemos sido capaces, en su origen, de ver detrás de aquellos manuscritos rosacruces alguna organización física con miembros activos. O una de dos: Fueron capaces, de haber existido como Organización, de forma tan sumamente secreta que la propia Historia no ha sido capaz de penetrar en su misterio o, por el contrario, aquellos panfletos no fueron más que un intento de algo, una especie de conspiración reformista, que, en el fondo, jamás pudo llevarse a cabo.

Esta misma idea, que es compartida por nosotros, es la que expresa en su libro Frances E. Yates en su magnífica Obra Histórica El Iluminismo Rosacruz; Es decir, el Movimiento Rosacruz,  se formaría en un intento fallido, de reunir en una confederación evangélica a todas las iglesias protestantes que se encontraban dispersas en tierras de Europa y Britania con el único fin de hacer frente común a la Omnímoda Iglesia Romana y sus corruptos príncipes y Pontífice.

Debería de haber liderado dicha confederación Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, siguiéndole en su cruzada su yerno Federico V, Príncipe del Palatinado y Rey de Bohemia (Conocido como el Rey de Un Invierno, dado que eso fue lo que duró su reinado), casado con Isabel Estuardo, hija del propio Rey Jacobo y la Católica Ana de Dinamarca.

Los manifiestos rosacruces, como vemos, fueron dados a conocer en la mitad del siglo XVII, en una época de guerras religiosas entre los países católicos del Imperio Austrohúngaro-español y la reciente Reforma protestante que parecía dinamitar la unidad de la Religión Cristiana perdiendo Roma el control sobre gran parte de los territorios septentrionales, que habrían sido  ganados por los seguidores de la Reforma.

El conocido como cisma había separado radicalmente  a Europa, dividiendo el norte del sur. Esa tragedia se puede fijar en 1517, un siglo antes de la aparición de los manifiestos rosacruces, cuando Martín Lutero, teólogo alemán nacido en 1483, proclama sus 95 propuestas, anunciando la Reforma en contra de las indulgencias y bulas papales, en un panfleto clavado en la puerta de la iglesia de Wittemberg.

                                                 
Video 3: Secuencia 2

Lutero, como tantos otros cristianos sinceros, estaba escandalizado por las costumbres de la curia romana y de la corrupción del pontífice de Roma. Ciudad que visitara en 1510. Retomó las ideas, consideradas como heréticas, de John Hus, quien fuera rector de la Universidad de Praga y que, a principios del siglo XV, denunciara los abusos de la jerarquía eclesiástica, entre los que se encontrarían la simonía en forma de venta de Indulgencias por parte del Papa y los Obispos. Pese al apoyo del Emperador, Hus tuvo que comparecer ante el Concilio de Constanza, siendo declarado hereje y condenado a morir en la hoguera.

Lutero, a diferencia del Hus que terminara siendo asesinado mediante fuego, obtuvo, con facilidad, el apoyo de algunos de los príncipes alemanes más poderosos y que vieron en la Reforma religiosa contra Roma, el mejor medio para limitar la poderosa influencia de los Habsburgo, la dinastía católica de origen español, que reinaba sobre el Imperio Austro-Húngaro, considerado heredero del Sagrado Imperio Carolingio. Al contrario de lo que se pudiera pensar, A Lutero , afirma Yves-Fred Boisset, no le gustaban los herejes, sin embargo, fue bajo su influencia que surgió en Alemania, al comienzo del siglo XVII, propagándose en las islas británicas así como en Holanda, bajo el paraguas de la clandestinidad, ciertas corrientes  heréticas maniqueas de las que, supuestamente, el rosacrucismo se convertiría en su postiza seña de identidad. (El Enemigo de mi Enemigo es mi Amigo)

La confederación evangélica resultó fallida, dado que el propio Rey Jacobo, con muy buen criterio, creemos en pos de evitar más derramamiento de sangre, no quiso involucrarse en una confrontación directa con el poderoso Imperio Austrohúngaro de los Habsburgo.

En agosto de 1623, la ciudad de París amaneció empapelada con un manifiesto que provenía, supuestamente, de la Hermandad de los Rosacruces. La proclama causó inquietud en la población, inquietud que pronto se tradujo en pánico cuando algunas publicaciones, de la época, no dudaron en relacionar a los rosacruces con la hechicería, la nigromancia y los pactos satánicos. El temor surgió en el momento menos esperado, cuando el reino de Francia comenzaba a pacificarse y recuperarse de la cruenta opresión de la Iglesia Católica.

Los testimonios de Nandé, un erudito de la época, y del jesuita Francoise Garasse, constituyen documentos importantes para comprender lo que sucedía en torno al supuesto resurgir del supuesto Colegio Invisible de los Rosacruces, pues ambos publicaron libelos sobre el asunto, testimoniando la situación de convulsión y contribuyendo a formar opinión sobre la misteriosa hermandad.


Video 4: Secuencia 3

Respecto de los carteles pegados en París, Yves-Fred Boisset y Frances A. Yates (El Iluminismo Rosacruz) coinciden en que la primera reacción de la Iglesia fue atribuirlo a una farsa estudiantil, mientras que las autoridades civiles pensaban en una provocación de la Contrarreforma de los Jesuitas. Como consecuencia de esta confusión, fueron a buscar al joven  Gabriel Nandé, célebre historiador y bibliógrafo que llegaría a ser bibliotecario, tanto del cardenal Richelieu como de su sucesor: Mazarino. Inmediatamente, Nandé, confirmó que llevaba tiempo  estudiando  a la misteriosa sociedad alemana de la Rosa Cruz.

A continuación publicó un panfleto conocido como: Instrucciones a Francia sobre la verdad de los hermanos de la Rosa Cruz, en el que denunciaba que los carteles tenían como objetivo la desestabilización del Reino, que habiéndose propagado recientemente en Alemania, la hermandad llegaba ahora a Francia y que la nómina de los autores que reunían sus enseñanzas incluía a Robert Fludd, John Dee, Trithemius, Giordano Bruno, Ramón Llul, Paracelso etc.

Es el poco creíble relato de Nandé el que corrobora el impulso vital de los rosacruces y de su influencia a ojos de los ocultistas del venidero Siglo XVIII, quienes plasmarían como auténticos y tangibles unos sucesos que revalidarían la existencia de una Orden Rosacruz perfectamente organizada y que pretendiera una Reforma total en los países europeos de aquella Época.

Nandé indica la enorme influencia que han tenido la Fama y la Confessio y demuestra conocer algunas de las obras del médico y alquimista Michael Maier (1568-1622) uno de los propagandistas, más fieles, de la Fraternidad. Según Nandé la Fama había causado gran impresión en Francia, despertando esperanzas de que estuviese a punto de ocurrir un nuevo avance de la ciencia, la fe y la filosofía. Habla del descubrimiento de Nuevos Mundos, de la invención de novedosas tecnologías así como de los cambios que hubo en la religión, en la medicina y en la astronomía. Los rosacruces, tal como los sintiera Nandé, en última instancia, vendrían a traer una nueva forma de Conocimiento y Libertades.

También Habla de Ticho Brahe, de Galileo y sus nuevas lentes (el telescopio terrestre y astronómico) así como de la inminente instauración o renovación de las ciencias que profetizaban las Escrituras bíblicas en torno a la Nueva Jerusalén, en coincidencia con los ideales de Francis Bacon y su Obra La Nueva Atlántida.

Los grupos ocultistas, de siglos posteriores, suelen nombrar como Rosacruces a personajes tan importantes como eran los médicos Michael Maier y Robert Fludd. Ambos, estamos convencidos, según han expuesto de forma repetida en sus escritos, buscadores de la Fraternidad de la Rosacruz sin llegar a encontrarla jamás; pero nada más. (Ya conocemos el dicho, no cuentes todo lo que sabes porque la gente pensará que sabes más de lo que dices); con lo que ambos, sinceros buscadores, ya en el Siglo XVIII, serían ratificados por los ocultistas de la época, como miembros reales de una fantástica institución Rosacruz.

Robert Fludd, en 1617, salió en defensa de la fraternidad, publicando un tratado en el que defendía la seriedad de la sociedad de los rosacruces y algunos creen que fue él quien introdujese las supuestas ideas rosacruces en la francmasonería inglesa para, de paso, solicitar ser admitido en ella. Si a John Dee se le atribuye haber introducido la cábala cristiana en Inglaterra, fue sin dudas Fludd el hombre que contribuyó a expandir las ¿doctrinas rosacruces? en las islas británicas.

También se considera que el propio Dr. Fludd pudo tener contacto con Iñigo Jones, Gran Maestro de los masones londinenses, y que debió de participar, en sus comienzos, del círculo más íntimo de la Dinastía Estuardo. Desde la posición que debió de ocupar, impulsó el rosacrucismo dentro de la francmasonería cuya expresión más cierta sería retomada por la tradición estuardista del Rito Escocés, dando nacimiento al grado de Caballero y Príncipe Rosacruz en los altos grados masónicos de las diferentes obediencias.
De lo expuesto hasta aquí resalta que, desde la aparición de la Fama Fraternitatis hasta la pegada de carteles de París, tiempo en el que transcurrieron tan solo ocho años, los autores de estos manifiestos provocaron la agitación de los círculos intelectuales de Europa.

Como sucede en tantas ocasiones, el Proyecto original se diluyó con el tiempo; pero el propio Nombre de Rosacruz dio cobijo, a partir de entonces, a la utopía espiritualista de la Nueva Era científica, de la propia Reforma Protestante, el Gnosticismo cristiano primitivo de los Valdenses (Luz In Tenebris) y las corrientes esotéricas y ocultistas derivadas de todos aquellos movimientos heréticos que habrían sobrevivido a la persecución y matanzas de la terrible Inquisición Dominica, arropados por su inescrutable misterio y hasta de los alumbrados que se habían cobijado, incluso, en el interior de los propios monasterios benedictinos. Hasta ese momento, a nadie se le habría ocurrido denominarse como Rosacruz o decir pertenecer a la Rosacruz salvo que se tratase de burdos charlatanes sin crédito alguno o locos imprudentes que no tuviesen en estima su propia vida.

Hasta aquí hemos intentado explicar lo que significa la cadena iniciática invisible del Movimiento Rosacruz. Una cadena libre de cartas patentes o ritualizaciones iniciáticas, concedidas de forma oficial,  que concedieran algún tipo de iniciación física a sus hipotéticos afiliados. Por lo tanto, no es exacto hablar de Rosacruz en Egipto, Babilonia o Mesopotamia, la Antigua Grecia o Roma; sino de Iluminismo e Iluminación Espiritual o Gnosis.

Sí podemos hablar de una Tradición Gnóstica que se ha venido transmitiendo, a través de las generaciones, en el interior mismo de las propias religiones oficiales, en sus escuelas de misterios, desde el Hinduismo, el Budismo en sus múltiples versiones o del Zoroastrismo Persa, hasta pasar a Occidente, primero en Grecia y posteriormente infectando el politeísmo Greco-romano hasta llegar al Cristianismo primitivo, como maniqueísmo, donde influyó de forma decisiva, tanto en su génesis como en su posterior evolución.

Es evidente e innegable que esta sempiterna influencia gnóstica que impregnaba hasta lo más profundo de los monasterios benedictinos y de los propios reformadores protestantes, también llegase a pesar en la creación, tiempo después, sobre la gran Institución que conocemos como Franc Masonería y será con ella, solo con ella, en el Siglo XVIII, cuando la Rosacruz tomará Cuerpo físico en una Obediencia Masónica Alemana muy poco conocida: La Orden de la Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema, bajo cuya égida se compuso el cuarto de los libros rosacruces más conocidos; esta vez, con un carácter hermético-alquímico definitivo: Los Símbolos Secretos de los Rosacruces de los Siglos XVI y XVII y cuyo cuerpo ritualístico estaba compuesto de nueve grados y que, con el tiempo, influiría en la final instauración de los altos grados escoceses:

Celador= Aprendiz


MP3 - 1: Secuencia 4  (¡Ojo! Intercalar)


Semilla y luz, Venus Isis es la puerta. Observa, el silencio dice el secreto y tu morada es la Obediencia.

Teórico= Compañero


Busca y encuentra, llama y atiende, estás dentro, ayudar es tu Lema

Práctico= Maestro


Hoy vistes de negro, y por herencia responsable. Disciplina y templanza son los pasos en la soledad de tu Obra.

Filósofo= 4-14 ( L:.P:.)


Jardinero. Siéntate y mira la Obra. Crece, modifica, crea. Contempla la inmensidad de la posibilidad Divina

Adepto Menor= 15-16 (P:.J:. o C:.)


Sentir el Rayo y estar convencido. No lo dudes, el hilo rojo guía el Camino

Adepto Mayor= 17-18 (C:.R:.C:.)


Hermes mensajero, esperado Prometéo, dá la llama, Calor y Luz, el Número y la Palabra

Adepto Exento= 19-30 (C:.K:.)


Heimdal ¿Quién es el Viajero? El Cuervo y el Rubedo, el Uno, el Dos, el Delta y el Cuatro. Hoy somos presente, mañana uno y pasado

Maestro del Templo= 31-32 (GG:.AA:.)


Desnudo y libre vives el tiempo dormido, hoy es dolor y luz, es gozo y destino. ¡ADAM, NACE POR SEGUNDA VEZ!

Mago= 33 (S:.C:.)


El Tiempo es tiempos, la Palabra es Verbo, infinitos oasis vendrán de tu pensamiento. Tu simiente es Forma y tu voz Aliento. Da vida  a la multitud de seres de tus mundos venideros

Nueve grados, que serían retomados, en generaciones posteriores ya en el siglo XX, por masones o profanos, para constituir nuevas instituciones rosacrucianas con entidad física como serían la Rosacruz en Anglia y en América (Ambas obediencias masónicas en toda Regla) la efímera Golden Dawn y sus filiales (De procedencia igualmente masónica) así como la muy conocida como A.M.O.R.C. (Antigua y mística Orden de los Rosae-Crucis) que fuera creada por el Teósofo Spencer Lewis en 1909, fruto de la Compra de diversas cartas patente, y cuya Sede se estableció en San José de California; aunque esta última ampliaría los grados hasta el número de 12 o 13, siendo éstos últimos, grados de perfección.


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Influencia de la Rosacruz sobre la Sagrada Institución Masónica…
Esta charla quizá no fuera la más apropiada, habiendo otras más precisas, donde poder hablar del Origen de la Masonería; pero sí que podemos decir alguna cosa que está en el pensamiento de todos: La Masonería viene a ser como una Gran Arca de Sabiduría Ancestral, cuyo conocimiento está impreso en los símbolos y rituales de las obediencias y sus múltiples grados simbólicos y filosóficos.

Desde su existencia operativa hasta su actualidad especulativa ha estado en contacto con las más diversas tradiciones orientales y occidentales. Entre esas influencias místicas recibidas estarían el Sufismo ismaelita, el Jasidismo judío y la Gnosis alejandrina de origen Persa. Es evidente que, en ese caso, los Hermanos masones vendríamos a ser, algo así, como los guardianes de dicha Sabiduría.

El Movimiento Rosacruz viene a surgir en un específico momento de la Historia de Europa, entre el Renacimiento y la pronta revolución científica; luego podría considerarse como el Paso necesario entre un mundo mágico cargado de la superstición  religiosa de los renacentistas y la razón propia de la incipiente ilustración científica, que terminaría convirtiéndose en la Ciencia que conocemos en la actualidad.

No obstante, hay que considerar que mientras que la Reforma protestante trataba, cosa que consiguió en parte, transformar la vida religiosa y política, el nuevo Movimiento que tomaba cuerpo con la denominación de Rosacruz vendría a ocuparse de una Reforma de la Filosofía y de la Ciencia en ciernes, dando preponderancia a la Teosofía sobre la Teología y al alumbrado misticismo sobre la simple práctica sacramental.

En el siglo XVII la palabra química era un sinónimo de alquimia, una ciencia que se ocupaba en experimentos en torno a las fuerzas elementales de la naturaleza (Física), la transmutación de los metales, la búsqueda de la Piedra Filosofal, el perpetuum móvile y la juventud perpetua (Química y biología).

Si hubiese que definir un término que simplificara el sentido de su presunto trabajo operativo, diríase que los rosacrucianos de aquella primera época podrían considerarse como los prototipos de personas que realizaban la Gran Obra Hermética, el supuesto gran Secreto Rosacruz (El Trabajo de los alquimistas que buscan el oro metálico y la eterna juventud); cosa que, por otro lado, es rechazada  y atacada en los propios manifiestos rosacruces; lo que bien podría significar que el simbolismo alquímico venía a ser utilizado de un modo alegórico escondiendo otras razones más espirituales y menos groseras y tangibles que la transformación del plomo en oro.

Entre los individuos, de aquella época,  que en la actualidad se consideran, por ciertas corrientes, como rosacruces encontramos a gente tan importante como Francis Bacon, el mencionado médico Inglés Robert Fludd y hasta al propio Isaac Newton. A los que se les confiere un papel importante, más que en la formación o existencia de una determinada organización física y tangible con el nombre de Rosacruz, sí, al menos,  en la publicitación y expansión mundial  del Movimiento revolucionario de cambio de Paradigma, que se arropaba bajo las siglas rosacrucianas.

Fue después, ya en el Siglo XVIII, olvidando el verdadero origen del Movimiento Político-religioso, que los más fanáticos del Ocultismo y de la Magia, consideraron que  los precursores del rosacrucismo habrían sido Dante Alighieri (1265-1321), Leonardo Da Vinci (1452-1519), Paracelso (1493-1541) como vimos, nombrado en el segundo de los manifiestos, John Dee (1527-1608), Jacob Boheme (1575-1624), Giordano Bruno (1548-1600), Baruj Spinoza (1632-¿?), Juan Amneos Commenius (1592- ¿?), Michael Maier (1568-1622), Robert Fludd (1574-1637), entre muchos otros.

Entre los considerados como más importantes rosacruces, por diversos grupos ocultistas del siglo XVIII, aparecen además de las figuras de Isaac Newton y Francis Bacon, la de Elías Ashmole, que tendrían, los tres, una poderosa influencia en el futuro de la ciencia moderna; pero que además inspirarían, como en el caso de Bacon y su Nueva Atlántida la utopía de una República perfecta que se verá convertida en realidad, de la mano de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica y que vendría, con posterioridad, a intentarse en tierras europeas con la fallida Revolución francesa, dado que la República conseguida volvería a desembocar en una trasnochada monarquía imperial.
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Relación histórica entre el Movimiento Rosacruz y la Masonería
“Tras su formación en 1717, la Gran Logia de Londres tomó rápidamente una importancia considerable. Incorporó a personajes de relieve y desplegó una gran actividad incluso más allá de los límites de Inglaterra. Bajo sus auspicios, los masones de Irlanda fundaron una Gran Logia en 1729 y los de Escocia constituyeron en 1736, la Gran Logia de San Juan de Escocia.




Video 5: Secuencia 5

A pesar de la fundación de la Gran Logia de San Juan de Escocia, la Logia Real de Kilwinning, que existía desde 1150, continuó su vida independiente. Sin embargo, luego de roces con la Gran Logia de San Juan de Escocia, la Real de Kilwinning trasladó en 1743 su sede a Edimburgo, donde se estableció bajo el título de Gran Logia Real y Gran Capítulo Soberano de la Orden de Heredom de Kilwinning y de los Caballeros Rosa Cruces, fundando a su alrededor Logias y Capítulos bajo su obediencia.

Esta escisión entre las dos Grandes Logias de Escocia, tuvo una gran importancia, pues marca la separación en dos ramas de la Francmasonería: Por una parte el sistema inglés con sus tres grados, tal como era practicado en la Gran Logia de Inglaterra y sus fundaciones; por otra parte el de la Gran Logia Real de Kilwinning, cuyo sistema de grados formará más tarde la rama de la Masonería que se ha convenido en llamar Escocismo, y del que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado toma sus verdaderos orígenes y la mayor parte de sus grados.

Kilwinning es un pequeño poblado y un mercado de Aijrshire, situado sobre la ribera derecha del río Garnock, 24 millas al sudoeste de Glasgow. Ahora en ruinas, la abadía había sido una de las más ricas de Escocia. Fundada hacia 1140 por monjes benedictinos de la Orden de Thirion, llamados por Hugues de Morville, Lord de Cunningham; estaba dedicada a San Winnin que había vivido en esa región en el siglo VIII, dando su nombre a la villa cercana.

Kilwinning, según la tradición, es la cuna de la Francmasonería escocesa; la primera Logia fue fundada allí por los "canteros" venidos desde el extranjero para edificar la abadía; se la considera como la Logia Madre de Escocia.

En la época del rey Robert de Bruce, hacia 1314, esta Logia admitió como "masones aceptados" a los Caballeros Templarios que huían de la persecución desatada por el rey de Francia y el Papa Clemente V. Caballeros que, como ya quedó dicho antes, contribuyeron a la victoria del rey Robert I en Bannockburn, siendo premiados con la creación de la Orden de San Andrés del Cardo, que, más tarde, se fusionó con la Orden de Heredom, adquiriendo la Logia la consideración de Logia Real.”
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“Si bien los orígenes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado entroncan directamente con la Gran Logia Real de Kilwinning, la Orden de San Andrés del Cardo, la de los Maestros Escoceses de San Andrés, el Rito de Perfección o de Heredom y las Logias de la Masonería jacobita o Masonería estuardista, el Rito, tal y como lo conocemos y practicamos hoy, no se estructura hasta el 31 de mayo de 1801, al constituirse en Charleston, Carolina del Sur, el Primer Supremo Consejo de los Soberanos Grandes Inspectores Generales del XXXIII y Último Grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. De este primer Supremo Consejo nacen todos los demás legítimos Supremos Consejos. El de España fue constituido el año 1811 y es, por su antigüedad, el tercero del mundo, tras los de los Estados Unidos y Francia.”

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La primera referencia indirecta de la relación entre rosacruces y masones aparece en un poema editado en Edimburgo en 1638, que en una de sus estrofas dice:


MP3 - 2: Secuencia 6  

            Porque somos hermanos de la Rosa Cruz
            Tenemos la palabra del masón y una segunda vista,
            Podemos predecir correctamente las cosas que vendrán...

En el Rito de Kilwinning, uno de los más antiguos de la Franc-Masonería, aparece la piedra cúbica sobre la que se coloca una rosa marchita. Los caballeros, al igual que en otros ritos, lamentan la destrucción del Templo y marchan a un lugar desolado y oscuro en busca de la palabra perdida. Un antiguo ritual de 1887 dice que cuando la palabra perdida haya sido encontrada, el hombre recobrará los derechos de su antiguo origen. Lo cual no supone otra cosa que un hecho gnóstico de evidente procedencia iluminista y por lo tanto Rosacruciana.

Para los antiguos Gnósticos, rebautizados con posterioridad como Rosacruces, la condición divina se perdería al entrar en contacto con éste Mundo creado por el Demiurgo y solo se recuperará con el despertar, recuperación de la memoria ancestral, y la Reconstrucción del Camino de Retorno al Hogar Celestial. Lo que podría considerarse, desde otro punto de vista como traer la Jerusalén celeste hasta aquí. Dado que los cielos antiguos y la antigua tierra habrán pasado para dejar paso a nueva tierra y nuevos cielos.

El primer documento impreso que prueba el vínculo entre masones y rosacruces es un opúsculo masónico del año 1676 que dice: 


MP3 - 3: Secuencia 7  

...Se avisa que la Asociación Moderna del Listón Verde, junto con la Antigua Hermandad de la Rosa Cruz, de los Adeptos Herméticos y de los Masones Aceptados, tienen la intención de cenar todos juntos el próximo 31 de noviembre...

Treinta años antes, como vimos, un hombre estrechamente vinculado al movimiento rosacruz, Elías Ashmole (1617-1692) era iniciado en la región del Lancashire: El propio Ashmole describe en su diario personal que fue admitido a una logia masónica en Warrington el 16 de octubre de 1646, en el que agrega una lista de personas iniciadas en la misma época.

Ashmole era un anticuario que coleccionaba antiguos manuscritos y dedicó su vida al estudio de la cábala, la alquimia y la astrología. Fue uno de los 114 miembros fundadores de la Real Sociedad (Royal Society: Fundación dedicada a la Ciencia y la Investigación), y en su colección de documentos puede hallarse una traducción al inglés, hecha de su puño y letra, de los tres manifiestos rosacruces alemanes.


No sólo eso: Ashmole guardó una copia de una carta dirigida a los muy iluminados Hermanos de la Rosa Cruz solicitando ser admitido en la sociedad. Frances A. Yates (El Iluminismo Rosacruz) cree que esta carta no dejó de ser más que un “acto privado” una suerte de deseo inalcanzable que en realidad no estaba dirigida a nadie en particular, dada la evidente inexistencia real de la Sociedad Rosacruz como Institución física y real.

En la Royal Society también se encontraban Isaac Newton y Jean Theophile Désaguliers, cuyo papel en la fundación de la Gran Logia de Londres en 1717 lo ha convertido en uno de los padres de la masonería moderna.

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Los Reyes Francmasones
“Volvamos a los Estuardo, los reyes francmasones de los siglos XVI y XVII, que reinaron sobre toda Gran Bretaña, ya que fueron reyes de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda:

Jacobo Carlos Estuardo, Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, nacido en Edimburgo en 1566 y muerto en Theobald Park en 1625, era hijo de dos primos: María Estuardo y Enrique Estuardo de Lennox, lord Darnley. Jacobo I fue rey de Inglaterra después de Isabel I. Anglicano devoto, bajo su égida se confeccionó la Biblia de King James, persiguió por igual a los católicos y a los presbiterianos. ¿Siendo un gran conocedor del esoterismo, favoreció secretamente las asambleas rosacruces de la taberna de La Sirena de Londres? . Hecho, éste, que vincularía a los Estuardo con lo que venía sucediendo al otro lado del mar, en Alemania, con la publicación de los manifiestos Rosacruces en apoyo de los príncipes del Palatinado Federico e Isabel, la Hija de Jacobo I. Esto viene alimentando la opinión, extendida en Gran Bretaña, de que la Rosacruz sería originaria de Escocia aunque su influencia hubiese sido visible antes en Alemania.

En 1593 creó la Rosa Cruz Real, con treinta y dos caballeros de la Orden de San Andrés del Cardo, fundada como ya vimos en 1314 por Robert I de Escocia, y restablecida por su padre, Jacobo V de Escocia, en 1540. Coronado en 1603 en rey de Inglaterra, a la muerte de Isabel I, reinó sobre Inglaterra y Escocia con el nombre de Jacobo I. Los masones operativos escoceses tuvieron entonces derecho a elegir a un nuevo Gran Maestro, ya que Jacobo I pasó a ser el Gran Maestro de los masones operativos ingleses.

Jacobo I se casó con Ana de Dinamarca, matrimonio del que nació Carlos I en Dunferline, Escocia, el 19 de noviembre de 1600, rey que moriría decapitado en Londres el 30 de enero de 1649, víctima de la decisión de Cromwell. Carlos I se casó en 1625 con Enriqueta de Francia, hermana de Luis XIII e hija de Enrique IV. Fue Carlos I un gran señor, cortés, liberal, dividido entre el catolicismo militante de su esposa y su papel de jefe de la Iglesia anglicana, religión del Estado a partir de Enrique VIII. Carlos I era un místico. Durante su reinado, en 1645, se constituyó en Londres el Colegio Invisible, nacido de la Rosae Crucis de 1610, por obra de Boyle, Locke y sir Wren. Quizá, en este punto pueda verse con claridad ese dilema entre el protestantismo y el catolicismo en el que siempre se meció el Movimiento Rosacruciano. Su origen es claramente protestante; pero las generaciones posteriores de los Estuardo retomaron claramente el Catolicismo de las esposas de su Dinastía. 
  
En 1633 ordenó a John Milne, su maestro de obras, construir, con la colaboración de John Bartonn, en el jardín del palacio de Hollyrod, en Edimburgo, el misterioso "reloj solar" descrito por Fulcanelli. En realidad, este icosaedro emblemático de la Gran Obra, estaría vinculado por su decoración no sólo a Carlos I, a su esposa y a su joven hijo, sino también a la Orden de San Andrés del Cardo. Revelaría a la vez la marcha del Sol de los Sabios, el Sello de Sabiduría de los alquimistas (de ahí su esoterismo de reloj solar) y el misterioso Bafomet de los caballeros del Temple, que en Escocia se habían convertido en la Orden de San Andrés del Cardo el 24 de junio de 1314, tras la victoria de Bannockburn.

El odio de los protestantes presbiterianos propiciará la revolución de 1649, y Cromwell, hará decapitar a Carlos I. Carlos II, su primogénito, se convirtió así en rey de derecho, exiliándose a Francia con su madre Enriqueta de Francia, su hermana Enriqueta de Inglaterra , su corte, sus ejércitos y, naturalmente, las Logias, que se trasladaron también al exilio francés.

En 1658 murió Cromwell y, al año siguiente, el general Monck, jefe del ejército escocés, miembro de la Gran Logia Operativa de Edimburgo como masón aceptado, fue hecho Caballero de San Andrés. En el seno de la Masonería operativa anglo escocesa se forma la Orden de los Maestros Escoceses de San Andrés, que agrupa a los partidarios de los Estuardo que han sido recibidos como masones aceptados, núcleo que se mantendrá prácticamente secreto, pero que será el foco del que irradiarán las futuras Logias Militares de Saint-Germain-en-Laye, en Francia bajo Jacobo II.

En 1660 Carlos II sube al trono de Inglaterra gracias al golpe de Estado del general Monck. En 1662 crea la famosa Royal Society, derivada del Invisible College.

Jacobo II, su hermano, anteriormente duque de York, nació en Londres en 1633 y murió en Saint-Germain-en-Laye en 1701. Capturado en 1646 por las tropas de Cromwell, consiguió escapar y huir a Holanda. De 1648 hasta 1660, fecha de la restauración de los Estuardo, vivió en Francia. Durante su exilio , en Saint Germain en Laye, los oficiales y suboficiales de los regimientos escoceses e irlandeses que le han seguido fielmente, crearán las primeras Logias Militares, fuente de la Francmasonería francesa y una de las raíces del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Será la célebre Masonería Jacobita o Masonería Estuardista. En esta pequeña corte, gentilhombres afiliados a la Orden de los Maestros Escoceses, constituida en Londres en 1659, fundaran, bajo el patronato real, la Orden de los Maestros Escoceses de San Andrés, exteriorización ya abiertamente masónica de la Orden de San Andrés del Cardo, creada por Robert de Bruce tres siglos y medio antes. El ritual que usaban, de doble sentido, simbolizaba la reconstrucción del templo de Jerusalén por Zorobabel, pero también la restauración de los Estuardo” como Casa Real de Gran Bretaña.

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Este conjunto de tradiciones, junto con otras pertenecientes a otros grupos místicos de oriente y occidente y que se ha tratado de describir de forma ordenada, por diversos autores, convergen definitivamente en la leyendas masónicas.

Diríase que la doctrina masónica está contenida en los odres de las leyendas simbólicas y ritualistas de cada grado y que se trasmiten en el interior de las logias, en los Templos masónicos; estructuras materiales-espirituales que han sido inspiradas en el más famoso de nuestra tradición judeo-cristiana: El Templo de Jerusalén. La inspiración Rosacruz intenta construir, con todos los masones de sobre la faz de la Tierra, la Nueva Jerusalén Celeste., tanto en su estructura material como espiritual; y es, en ésta última, donde entraría el espíritu Rosacruciano de la masonería escocesa y de las obediencias que se han diversificado de su tronco común.

Resumiendo:
Existe una Fuerza Espiritual, comprensible por la Razón, que se manifiesta fuera y dentro de la biología humana y que viene acompañando a la humanidad desde el principio de los tiempos. Tenemos razón de ello desde la época sumeria mediante las primera tablillas de barro con escritura cuneiforme. En el transcurso del Tiempo, la Historia, a dicha fuerza espiritual de carácter electromagnético, la ha denominado de múltiples formas como eureka o intuición; pero que podríamos resumir como Iluminación.

A esa Iluminación, a partir del Siglo XVIII, aquí en Occidente se la ha venido a denominar como Rosacruz; pero hay que considerar que tan llamativo nombre no fue conocido hasta la aparición del primer manifiesto rosacruz: La Fama Fraternitatis de la Augusta Fraternidad de los Rosacruces; dado que su verdadero origen es muy diferente del ocultista, posterior, que se le ha venido dando, desde el Siglo XVIII, nunca antes, hasta la actualidad.

La Rosa Cruz es un símbolo exclusivamente cristiano que representa a Jesús-Cristo (“Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles” (Cantares 2:1)) crucificado en la Cruz del Calvario. Dado que su origen es netamente protestante, es comprensible que la figura humana crucificada, tan rechazada en las iglesias de la Reforma, por su concepción idolátrica, fuera sustituida por una flor con la que es denominado el Mesías en el Antiguo Testamento. El Rojo también es el color de la tela del Kilt (Falda Escocesas) de la Casa de los Estuardo. ¿Pura coincidencia? ¡Nosotros, humildemente, creemos que no!.

Es solo a partir del ya mencionado Siglo XVIII, en el que se produce un inusitado auge de todo tipo de grupos ocultistas, que se mitifica, de forma exagerada, la Rosa Cruz, equiparándola a las grandes logias invisibles de la Gran Logia Blanca, Shambala, Colegio Invisible, Guías de la Humanidad, etc., etc., y vinculándola con toda suerte de artes mágicas.

Es, especialmente dentro de la propia Franc Masonería, en la Obediencia de La Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema, en Altona 1785 con la confección del Libro los Símbolos Secretos de los Rosacruces, donde algo que había sido, hasta entonces, etéreo, misterioso y de carácter exclusivamente espiritual, comienza a tomar una entidad propia hermético-alquímica y diferenciada de su verdadero origen místico-gnóstico.

De algún modo, existía un bello título, Rosacruz, aparcado en el almacén de los trastos abandonados por una supuesta conspiración reformista fallida y se retomó arropándolo con toda clase de rimbombantes aureolas cargadas de simbolismo ocultista, alquímico-cabalista y mágico en muchas de sus derivaciones.

Pero hay más, aunque pertenezca a otra Historia que debería ser contada en otro momento, y aunque el origen del simbolismo rosacruz, como hemos visto, se gesta en ambientes protestantes, paradójicamente, volvería a realimentarse con el conocimiento católico y simbólico de los Jesuitas, como es el Pelícano dando de comer a sus polluelos con su propia sangre, cuando fue suprimida la Compañía de Jesús por Clemente XIV en 1773, y algunos de su miembros se integraron en las logias masónicas, imprimiendo su impronta, de una forma definitiva, en los ritos rosacruces, sobre todo escoceses, que han llegado hasta nuestros días; un catolicismo, como hemos visto, nada extraño en la Línea Jacobita de la Casa de los Estuardo.

Como hemos podido ver, la gestación del Movimiento Rosacruz siempre estuvo vinculada a la Familia de los Estuardo, mediante el Rey Jacobo VI de Escocia y su Hija Isabel que estaba desposada con Federico Príncipe del Palatinado. Por lo tanto, hasta cierto punto es natural, que la Rosacruz se haya desarrollado, con su máximo esplendor, en el Seno del Escocismo estuardista.

Con el tiempo, de manos de HH:. MM:. O de otras gentes relacionadas con la masonería, con mayor o menor escrúpulo, surgieron las más variopintas fraternidades órdenes e instituciones rosacrucianas que propugnaban dogmas y doctrinas, en muchos casos, muy diferentes entre sí.

Fruto de ese maremagnun comenzado en el Siglo XVIII y amplificado en el XIX es el resultado de tantos y tantos grupúsculos, en la actualidad, denominados como rosacruces; pero en el fondo, sin desmerecer a ninguna persona e institución, el Alma del Rosacrucismo Original que se expresara en sus manifiestos originales de los siglos XVI y XVII no se encuentra en otro lugar que en la M:. Y muy especialmente en el Escocismo estuardista del que es digno heredero el R:.E:.A:.A:. Es por ello, entre muchas otras cosas, que todo Masón escocista debería estar orgulloso de su verdadera e histórica filiación rosacruciana. Una Rosacruz que algunos, de forma artificial y fraudulenta, quisieran verla desvinculada de la Masonería Operativa, donde nació.

Por lo tanto, los HH:. MM:. Pueden tomar parte pasiva, como simples guardianes de la Tradición que deben mantener el Rito y el Simbolismo indemne de contaminación e interferencias o además participar de forma activa intentando asimilar, mediante la razón, el cúmulo de sabiduría que la Biblioteca Masónica, ese Arcón de la Sabiduría del que hablábamos al comienzo, le tiene reservada, en buena lid, para su crecimiento espiritual.

En el fondo creemos intuir una conexión ADN, del Ser Humano, con una tradición iniciática Iluminista constituida por los eslabones de una cadena invisibles y que nos uniría a todos los seres pensantes del Universo, como una sola Entidad, desde que fuésemos tan solo un Proyecto en la mente del G:.A:.D:.U:.

Hemos dicho, desde nuestro singular punto de vista


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Aralba