Primer Grado Primera Orden "Celador":
"Muerte, ¿qué hay después?"
En primer lugar hay que considerar el término muerte creado por el Ser Humano para intentar explicar la desaparición de las personas de éste Plano existencial y que como ya debemos de conocer, es un Teatro donde todo lo que sucede es ilusorio.
Dentro de ese contexto, tanto el nacimiento como la propia vida y la muerte o transición, como gusta llamar a los rosacruces, es mera ilusión.
Conociendo lo anterior es fácil responder a dicha pregunta ¿qué hay después de la muerte? ¡Lo mismo que siempre hubo antes del Nacimiento!, la verdadera Vida, la inmortalidad dentro de la Eternidad.
Los rosacruces, del mismo modo que los neoplatónicos y hasta el mismo Maestro Platón, consideraron que la Reencarnación era el modo más plausible de comprender la inmortalidad del Alma; pero no una reencarnación del tipo hindú, sin o màs bien un renacimiento según el concepto budista.
Una Personalidad no christificada; es decir, no asimilada por el Espíritu, simplemente se desvanece con la muerte del Cuerpo Físico; de ahí el concepto cristiano de "El Alma que pecare morirá" La Inmortalidad es algo que solo atañe al Espíritu preexistente y que comparte todas las características de la Divinidad; pero también es extensible a aquellas almas, espiritualidad, que hayan sido rescatadas por su Espíritu mediante lo que se conoce como Transfiguración.
Muchos son los autores que han hablado sobre lo que realmente sucede después de la muerte previo al Renacimiento; pero hay que entender que solo es el punto de vista de cada uno de sus autores y que mucha de la literatura existente, al respecto, no es otra cosa que copias de copias de otras copia del trabajo de unos pocos autores.
Con un pequeño conocimiento de la Física Cuántica y de sus teoría de una multidimensionalidad compuesta de universos paralelos es fácil comprender que aunque se desaparezca de un determinado Plano existencial, se sigue viviendo en muchos de los otros planos de los mundos paralelos existentes. Sí, porque el Ser Humano no es sólo un Ser tridimensional que se mueve en un Plano Espacio Temporal. Nosotros tenemos vidas, en realidad nuestro Espíritu, en diferentes planos ecistenciales, del mismo modo que en un buen Ordenador con un buen Sistema Operativo, puede realizar varios trabajos simultáneos.
Aunque desaparezcan os de un determinado Plano, seguiremos existiendo como entidades individualizadas en muchos, diría que infinitos, más.
Está, más o menos consensuado, tu que, ciñéndonos a este plano existencial, cuando se traspasa el velo de la Muerte, el Alma espiritualizada se une al Espíritu y regresa a su Cuerpo Celestial. Ese Cuerpo es conocido por los gnósticos como los eones. Las estrellas de nuestros cielos no dejan de ser la manifestación física de los espíritus que nos da la Vida y a los que todos pertenecemos.
En el seno de dichos cuerpos celestes, las almas pasan un tiempo indeterminado reposando y meditando sobre sus más recientes experiencias, pasadas en la vida que, supuestamente, ha abandonado. Es, para que se nos entienda, como un periodo de fermentación necesario para que las almas asimilen sus experiencias personales y para compartirlas con sus iguales, los otros eones de la Plenitud de Dios y a la que los gnósticos conocen como el Pleroma.
Después de ese periodo atemporal de reflexión, el Espíritu y su Alma Personal espiritualizada, programan una nueva existencia en el mismo Plano abandonado, estaríamos hablando de Reencarnación "mejor Renacimiento" o comenzar una nueva existencia consciente en otra dimensionalidad diferente, en otro de los mundos e infinitos universos del Pleroma.
Para que se entienda, esto ha sucedido desde siempre; es decir, desde antes que se creará este Plano existente, y su está por siempre, hasta después de la extinción de nuestro actual Universo y seguirá por siempre por la eternidad, porque los seres humanos somos como cómicos pasando de un escenario a otro, acumulando sensaciones y experiencias, desde siempre; desde antes de que se tuviera constancia hasta después
del final de los tiempos, en un inalcanzable final, pues en el Pleroma, que es donde existen los Universos, los eones y todos los mundos, no existen ni el principio ni el final. No existe el Tiempo ni la distancia. Todo es un Océano de Espiritualidad en permanente transformación.
No existen la vida y la muerte tal y como las concebimos. Existe solo la Vida, como Espíritus, en continua y permanente transformación, desde siempre hasta siempre
Aralba Pensator Minister (Frater RC)