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domingo, 17 de octubre de 2021

Lección 47, Primer Grado, Primera Orden

 Primer Grado Primera Orden "Celador":

Testimonio de un Viejo Estudiante VIII


En este Mundo, el triunfo o fracaso de una Persona se suele medir por su logros conseguidos o por sus trabajos inacabados. En ese sentido, este viejo estudiante, os puede confirmar su fracaso absoluto, dado que no ha conseguido títulos y diplomas de gran significancia a nivel Oficial. Tampoco hemos completado todos los grados de las diversas instituciones fraternales, esotéricas o filantrópicas.


No os encontráis ante un Grado 33 de la Masonería del REAA, mucho menos de un 99 o 95 del Rito Egipcio de Menphis y Mizraím. Tampoco somos un Conferenciante o Iniciador Oficial de cualquiera de la fraternidades u órdenes rosacruces existentes. Mucho menos que todo lo anterior, un Adepto Rosacruz.


Somos un mero Estudiante Rosacruz, un tanto enojón y con malas pulgas; pero no vamos presumiendo, hipócritamente, de una gran elevación espiritual ni de un elevadísimo grado iniciático. 


Nos consideramos un Ser Humano , como cualquier otro, insertado en un proceso iniciático cuyo Templo es el Mundo y donde el final del Proceso es la Muerte. Ni deseo ni quiero compararme o que nos comparen con nadie.


No somos doctor o licenciado en alguna materia espiritual o profana. Nacimos en una familia humilde y educada y viviremos de forma humilde y educada hasta el fin de nuestros días; pero llamando a las cosas por su nombre, siempre que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, nos lo permita.


Por estos medios nos han llamado de todo: ególatra, narcisista, soberbio... y algunas cositas más cuyos nombres hemos olvidado; pero os voy a decir una cosa, nada de eso es cierto. Jamás hemos buscado fama, lujos, posesiones o dinero. En general somos todo lo contrario, una Persona Tímida y Retraída, un tanto culta; pero que no le gusta que le falten al respeto e intenten mermar su dignidad. He estado con gente mucho màs sabía y también con nacos pendejos que no saben estar.


Nuestro Padre era un muy buen ebanista y nos enseñó algo muy importante: un mueble no puede juzgarse hasta que no está completamente terminado y barnizado. Al menos, alguien que no sea un especialista, no puede valorar un trabajo a medio acabar. Por eso, a los seres humanos no se los puede juzgar como triunfadores o fracasados hasta que no han partido del Mundo, su Templo de Iniciación y, desde luego, los que aquí quedamos no poseemos un criterio para valorar tal hecho, pues nos encontramos en medio del mismo proceso.


Al final de nuestra estancia en la Masonería Regular sufrimos una serie de adversidades encadenadas. Una situación laboral deficiente, una falta de tiempo increíble al encontrarnos involucrados en diferentes frentes abiertos, la pertenencia y trabajo en dos logias y haber sido iniciado en la Orden Colateral del Arco Real de Jerusalén; pero el stress se convirtió en insoportable cuando comenzaron las guerras internas dentro de la GLE de la Masonería Regular entre el Gran Consejo del Rito Escocés y la Dirección de la Gran Logia. Esto supuso una llegada de cartas a mi hogar, unas anónimas, otras no, poniéndose unos a otros de chupa domine, a parir, intentando convencernos de quienes poseían la Verdad.


Ya no pude más y abandoné la Masonería sin llegar a recoger mi Certificado de Iniciado del Arco Real De Jerusalén. Si no lo han tirado o destruido, supongo que andará olvidado y perdido en algún archivador de las dependencias de la GLE. Las semanas y meses posteriores fueron terribles, ya que recibía contínuas llamadas telefónicas, de parte de algunos hermanos, para que no me fuera. Mi sentimiento de acoso llegó a tal nivel que no me quedó otra que colocar un Contestador Automático en el teléfono de casa con el fin de saber quién llamaba para contestar o no.


Al final, tuve una conversación con mi Maestro de la AMORC, NAU y este me puso en contacto con nuestro común Amigo OUR, al que le había explicado por el problema que yo estaba sufriendo. Tras dicha conversación me sentí liberado de los lazos masónicos y dejé de recibir las molestas y acosadoras llamadas.


A partir de entonces me sumergí en el Mundo Profano retomando mis

estudios de electrotecnia y electrónica en sus diversas modalidades, tanto en la rama analógica como en la digital y la informática relacionada con ésta última.


Serían varios años después cuando retomé mi regreso a la Masonería; en otra Obediencia, la GLSE, de caràcter mixto, liberal y adogmático; pero eso ya, es otra Historia que os contaré pronto.


Antes de terminar, esta parte de nuestro Testimonio, quiero deciros que quienes se sienten Rosacruces, sin ser médicos y pedagogos en ejercicio, viven una mera ilusión; dado que la verdadera y única misión de los verdaderos rosacruces es curar a los enfermos e instruir a los ignorantes. La ignorancia es la mayor de las enfermedades posible.


Esto no quiere decir que se deba estar licenciado en medicina y pedagogía y que se esté inscrito en el Colegio de Médicos y Pedagogos, sino que se debe de ejercer, en la medida de cada cual, dichas disciplinas; pero sin cobrar medio centavo por ello.


Es bueno Recordar que Cagliostro, el conocido como último Rosacruz y creador del Rito masónico Egipciano, donde fuera iniciado Napoleón Bonaparte, no confundir con el orondo charlatán de Joseupe Bálsamo, no solo curaba a sus pacientes sino que les entregaba, a estos, algunas monedas de oro para hacer frente a su completa recuperación.


Yo no soy quien para juzgarlos o catalogarlos a ustedes; pero una cosa es ser Estudiantes de los misterios rosacruces y otra, muy diferente, rosacruces en su plenitud de ejercicio. Cada uno mire en su interior y júzguese a sí mismo; pero no se le ocurra juzgar a nadie, pues con la vara de medir que mida, él también será juzgado.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C